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El carril exclusivo de Rivadavia marcó un antes y un después en la infraestructura del transporte público en Santa Fe
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La ciudad de Santa Fe no contaba con ninguna infraestructura dedicada al transporte público hasta la puesta en marcha del carril exclusivo de avenida Rivadavia. Desde su implementación en 2014, este corredor destinado a colectivos, taxis, remises y vehículos de emergencia modificó las condiciones de circulación en el centro norte de la ciudad. Los datos oficiales mostraron mejoras en los tiempos de viaje y una reorganización del tránsito, aunque también hubo cuestionamientos de comerciantes, automovilistas y vecinos que se sintieron perjudicados. Hoy, más de una década después, se habilitó un giro a la derecha como excepción reglamentaria. La discusión se reabre: ¿cómo conviven las prioridades públicas con los intereses individuales?
El carril exclusivo se extiende sobre Rivadavia entre Mendoza y bulevar Gálvez. Según datos del Órgano de Control Municipal, en sus primeros años permitió reducir hasta un 40 % los tiempos de viaje de los colectivos. Se estima que más de 1.200.000 pasajeros mensuales se beneficiaron con esta medida. También mejoró la regularidad de las frecuencias y se disminuyó el tiempo de espera en paradas.
Los beneficios para el sistema de transporte fueron claros. Sin embargo, los impactos no se limitaron a lo técnico. En 2016, una encuesta realizada por el concejal Juan José Saleme entre 70 comerciantes reveló que el 92 % reportó caídas en las ventas, dificultades para la carga y descarga de mercadería y menos posibilidades de estacionar. El malestar se trasladó al Concejo Municipal, donde se impulsaron propuestas para restringir los horarios del carril. Aunque hubo consenso parcial, el Ejecutivo vetó la modificación, argumentando que la prioridad debía seguir siendo el transporte público.
La tensión entre eficiencia colectiva e intereses particulares no es nueva. Lo que sí es novedoso en Santa Fe es la aparición de infraestructura específica para colectivos en una ciudad históricamente diseñada para el auto. El carril exclusivo fue, en ese sentido, una medida disruptiva: por primera vez, un espacio vial céntrico se reservó exclusivamente para modos de movilidad pública. Esta decisión, más allá de los conflictos que generó, abrió un camino que antes no existía.
En junio de 2025, se habilitó el giro a la derecha en la esquina de Rivadavia y Suipacha. Hasta ese momento, los giros estaban prohibidos en todo el tramo. El cambio fue aprobado por ordenanza con el objetivo de mejorar la circulación hacia los barrios del este, como Candioti y la zona portuaria. El concejal Lucas Simoniello sostuvo que se trata de “una corrección necesaria” que no debilita la política original, sino que la adapta a las nuevas necesidades del tránsito.
La medida fue acompañada por nueva señalización, aunque todavía no se conocen evaluaciones oficiales sobre su impacto. Algunas voces temen que esta excepción abra la puerta a nuevas flexibilizaciones que pongan en riesgo el sentido del carril exclusivo. Otras celebran que se hayan escuchado las demandas vecinales y se haya buscado una solución intermedia.
Más allá de estas posiciones contrapuestas, la experiencia del carril Rivadavia invita a reflexionar sobre un dilema urbano: ¿pueden convivir en armonía la movilidad colectiva y los modos individuales? ¿Alcanza con señalización y controles para garantizar el uso correcto de estos corredores? ¿Qué mecanismos pueden implementarse para reducir los impactos negativos sobre el comercio sin resignar los beneficios logrados?
En el fondo, el carril exclusivo no es solo una medida de tránsito: es una decisión política que prioriza el bien común por sobre la lógica de la comodidad individual. En una ciudad sin subte ni trenes urbanos, con un sistema de colectivos aún en recuperación, reservar un espacio exclusivo para el transporte público fue una apuesta fuerte. Esa apuesta sigue vigente, aunque necesite ajustes, consensos y evaluación constante.
Por eso vale la pena seguir discutiendo. Porque si no pensamos juntos la movilidad que queremos, otros lo harán por nosotros.
¿Vivís, trabajás o circulás por Rivadavia? ¿Usás el colectivo o preferís el auto? ¿Cómo te afecta esta medida? Queremos conocer tu experiencia. Dejá tu comentario o escribinos a contacto@circulando.ar
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