Las nuevas generaciones sí quieren un auto pero no pueden pagarlo

 



Durante años se repitió una idea con fuerza: que los jóvenes ya no quieren tener un auto, que prefieren compartirlo, usar apps o andar en bici. Pero los datos recientes y las redes sociales muestran otra cosa. El deseo de tener un auto propio sigue más vivo que nunca. Lo que cambió no fue la aspiración, sino la posibilidad de alcanzarla.

Estudios publicados hace más de una década, sobre todo en Europa y Estados Unidos, marcaron una tendencia: los jóvenes se sacaban el registro más tarde, compraban menos autos y usaban más transporte público o servicios como Uber o carpooling. Esa mirada llevó a muchos a concluir que el auto había perdido su valor como símbolo de independencia.

Sin embargo, hoy todo indica que esa lectura fue apresurada o, al menos, incompleta. En países como Argentina, México o Brasil, el auto sigue siendo una meta. Es sinónimo de libertad, de ascenso social, de poder moverse sin depender de nadie. El problema no es que los jóvenes no quieran tener un auto. El problema es que no pueden.

Los precios de los autos se dispararon. El crédito es inaccesible. Los costos de mantenimiento, seguros, combustible y patentes hacen que tener un vehículo sea casi un lujo. Frente a esto, muchos jóvenes apelan a soluciones alternativas: comparten viajes, se organizan con amigos, usan apps. Pero eso no reemplaza el deseo de tener su propio auto.

Incluso el carpooling, que parecía una opción eficiente, no termina de funcionar. ¿La razón? Coordinación, falta de confianza, horarios distintos. En la práctica, la mayoría prefiere manejar solo. Y cuando puede, compra un vehículo, aunque sea usado o chico.

Es cierto que en las grandes ciudades hay un cambio cultural. Que la movilidad se diversificó. Que hay una mayor conciencia ambiental. Pero el auto sigue estando presente como ideal, sobre todo fuera de los centros urbanos. El sueño no murió. Solo se volvió más caro.

¿Qué opinás vos? ¿Creés que el auto sigue siendo una meta para las nuevas generaciones? Leé, comentá y compartí esta nota.


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