Los vehículos autónomos y un futuro que parece lejano

 


Argentina dio un paso histórico al reconocer de manera oficial a los vehículos autónomos dentro de su normativa de tránsito. El Decreto 196/2025, publicado el 18 de marzo, modificó la reglamentación de la Ley Nacional de Tránsito y Seguridad Vial e incorporó por primera vez una definición técnica de esta tecnología, junto con los niveles de automatización que van del 0 al 5, según el estándar internacional de la Sociedad de Ingenieros Automotrices. Esto significa que el país empieza a preparar el terreno para la llegada de una innovación que ya se prueba en distintas partes del mundo y que combina sensores, software, sistemas de posicionamiento y capacidad de respuesta automática para imitar la conducción humana

El cambio normativo reconoce que estos vehículos deberán contar con la autorización de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, demostrando que alcanzan un índice de siniestralidad menor al promedio humano. Se trata de un requisito clave en un país donde la seguridad vial continúa siendo un desafío, y donde la discusión sobre cómo convivirán las nuevas tecnologías con los sistemas actuales apenas comienza

Sin embargo, más allá del marco legal, la aceptación social aparece como una de las mayores barreras para el despliegue de esta tecnología. Un relevamiento reciente muestra que el 77% de los conductores prefiere seguir manejando por su cuenta, mientras que la mayoría expresa sentimientos de desconfianza e inseguridad frente a la idea de ser trasladados sin un conductor al volante. Las mujeres se muestran más reacias que los hombres, y las principales preocupaciones apuntan al costo de adquisición, la pérdida de control, los riesgos de hackeo y la indefinición sobre la responsabilidad en caso de accidente

El mismo estudio refleja que la población estaría más dispuesta a usar vehículos autónomos en situaciones excepcionales, como cuando el conductor está cansado o bajo los efectos de alcohol o medicamentos, y no tanto en los traslados cotidianos. Los grupos de opinión se dividen entre expectantes, opositores, partidarios y utilitaristas, lo que muestra que el debate es transversal y que las percepciones personales pesan tanto o más que las condiciones sociodemográficas

El arribo de esta nueva normativa abre un campo de interrogantes: ¿cómo se adaptará la infraestructura vial del país? ¿De qué manera convivirán los vehículos autónomos con colectivos, motos, bicicletas y peatones? ¿Podrán garantizar una mejora real en la seguridad vial o quedarán limitados a nichos específicos por su costo? Las respuestas aún no están claras, pero el tema ya forma parte de la agenda pública.


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