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Los robotaxis de Waymo comenzaron a circular en las calles de Nueva York a fines de agosto de 2025 en el marco de un plan piloto aprobado por el Departamento de Transporte local. La iniciativa representa un paso importante hacia la movilidad autónoma en una de las ciudades más complejas del mundo, aunque todavía con fuertes limitaciones.
Durante esta primera etapa, se autorizó la circulación de hasta ocho vehículos en zonas específicas de Manhattan —al sur de la calle 112— y en Brooklyn —al norte de Atlantic Avenue y al oeste de Carlton Street—. La prueba se extenderá hasta fines de septiembre y está diseñada para evaluar el desempeño de los sistemas de conducción autónoma en un entorno urbano denso y cambiante.
A diferencia de lo que ocurre en ciudades como Phoenix, San Francisco o Los Ángeles, donde Waymo ya ofrece viajes comerciales, en Nueva York la normativa exige que cada unidad circule con un operador humano de seguridad sentado detrás del volante. Tampoco está permitido transportar pasajeros pagos, lo que limita el servicio a pruebas técnicas y de recolección de datos.
La empresa ya había realizado entrenamientos en la ciudad en 2021, pero solo con vehículos que no funcionaban en modo autónomo. El contexto actual es distinto: Waymo completó más de un millón de millas mensuales en otros mercados y realiza alrededor de 250.000 viajes pagos por semana en Estados Unidos. Nueva York, por su densidad y particularidades, es un desafío mayor.
La ciudad combina calles angostas, puentes congestionados, tránsito intenso, clima variable e incluso la convivencia con carruajes tirados por caballos en áreas turísticas. Estas condiciones hacen que el piloto se siga con atención desde la industria tecnológica y también desde el sector de transporte tradicional.
Las reacciones fueron diversas. El exalcalde Bill de Blasio consideró que la iniciativa es “una mala idea” por la velocidad y la agresividad de la conducción neoyorquina, mientras que algunos vecinos destacaron el potencial de los vehículos autónomos para reducir distracciones y aumentar la seguridad. La discusión se da en un contexto donde todavía está pendiente en la legislatura estatal una ley que habilite la operación sin conductor humano de respaldo.
El futuro de los robotaxis en Nueva York dependerá no solo de los resultados técnicos de estas pruebas, sino también de las decisiones regulatorias y de la aceptación ciudadana. Waymo deberá resolver además cuestiones logísticas como espacios de carga, mantenimiento de flota y convivencia con el histórico sistema de taxis regulados por la Taxi and Limousine Commission.
El debate sobre los robotaxis toca de lleno a otras ciudades que analizan la incorporación de esta tecnología. Mientras tanto, Nueva York funciona como un laboratorio a cielo abierto para medir hasta dónde la movilidad autónoma puede adaptarse a una de las urbes más exigentes del planeta.
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