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La llegada de las plataformas digitales de transporte modificó de manera profunda la movilidad en las ciudades. Estudios recientes confirman que lejos de disminuir los traslados en auto, estos servicios provocaron un aumento en los kilómetros recorridos y, en consecuencia, en los niveles de congestión
El fenómeno se explica principalmente por dos factores. Primero, los viajes inducidos: desplazamientos que no se habrían realizado sin la existencia de aplicaciones como Uber o Cabify. En ciudades como San Francisco, Denver y Santiago de Chile, entre un 5 y un 12 por ciento de los viajes en plataformas responden a este patrón. Segundo, la sustitución de modos sostenibles: hasta un 40 por ciento de los usuarios habría elegido caminar, usar la bicicleta o el transporte público si no existieran estas opciones digitales.
Aun cuando las empresas destacan ventajas como la reducción en la búsqueda de estacionamiento o la posibilidad de resolver la “última milla” conectando con el transporte público, la evidencia señala que los efectos negativos tienden a ser más fuertes. En San Francisco, por ejemplo, se comprobó que Uber y Lyft fueron responsables de la mitad del incremento en la congestión entre 2010 y 2016. En Santiago, las simulaciones muestran un aumento significativo de los kilómetros recorridos tras la llegada de estas plataformas
En este debate aparece la Movilidad como Servicio (MaaS), un modelo que integra en una sola aplicación colectivos, trenes, bicicletas, taxis y servicios de micromovilidad. Su objetivo es simplificar la experiencia de los usuarios y fomentar alternativas más sostenibles, con beneficios como la planificación de viajes multimodales, la información en tiempo real o la facilidad de pago. El mercado global de MaaS ya superó los 678 mil millones de dólares en 2023 y se espera que llegue a 1.8 billones en 2032. Sin embargo, el desafío está en no replicar las mismas tensiones del ride-hailing y lograr que estas plataformas funcionen como complemento, y no como sustituto, del transporte público
La movilidad urbana se encuentra en un momento de transformación. Las plataformas digitales ofrecen comodidad y rapidez, pero también plantean dilemas sobre sostenibilidad, congestión y el futuro del transporte público. La pregunta sigue abierta: ¿qué camino queremos tomar en nuestras ciudades, uno centrado en el auto o uno que apueste por alternativas más colectivas y eficientes?
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