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La problemática de la última milla, conocida como el tramo que va desde el centro de distribución hasta el domicilio del cliente, se agrava en las zonas urbanas debido a la congestión del tráfico, el consumo de combustible y la contaminación sonora y ambiental. En este contexto, el auge del comercio electrónico ha disparado la demanda de envíos rápidos y eficientes, obligando a las empresas a buscar soluciones innovadoras. La adopción de vehículos eléctricos emerge como una respuesta estratégica, ya que, al no emitir gases ni generar ruido, reducen la huella de carbono y contribuyen a un entorno urbano más limpio y habitable.
Tanto Correo Argentino como Andreani lideran esta transición en el país. El Correo Oficial ha puesto en marcha un plan de movilidad sustentable que incluye furgones de producción nacional, como los SERO Electric, y una flota de bicicletas eléctricas. Estos vehículos, con autonomías de hasta 100 kilómetros, son ideales para el reparto en centros urbanos, garantizando la entrega de paquetes de forma silenciosa y sin emisiones. Por su parte, Andreani, pionera en la incorporación de este tipo de tecnología, ha integrado a su flota utilitarios como las Renault Kangoo Z.E. y furgones Foton, enfocados en sus operaciones de última milla en las grandes ciudades, demostrando la viabilidad de la electromovilidad en el sector logístico.
Este cambio, aunque aún incipiente, sienta las bases para una logística verde. Si bien el alto costo inicial de los vehículos eléctricos y la falta de una infraestructura de carga robusta en la mayoría de las ciudades son los principales obstáculos, la tendencia es clara. El sector privado, impulsado por la necesidad de eficiencia y la demanda de consumidores más conscientes, está apostando por soluciones que, además de ser económicamente viables a largo plazo por el ahorro en combustible y mantenimiento, se alinean con los objetivos de desarrollo sostenible. La expansión de estas flotas en la provincia de Santa Fe podría significar una mejora en la calidad del aire y una reducción del ruido en las calles.
La revolución de la última milla está en marcha, y la electromovilidad es su motor. Se espera que, con políticas públicas que incentiven la compra de vehículos eléctricos y la inversión en puntos de recarga, esta transición se acelere, consolidando un modelo logístico más eficiente y amigable con el medio ambiente. El desafío para Santa Fe es adaptar su infraestructura urbana para abrazar esta nueva era de la movilidad.
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