Mototaxis generan trabajo pero aumentan riesgos en la seguridad vial

 


El servicio de mototaxis se expande en varias ciudades argentinas como una salida laboral rápida y accesible, pero al mismo tiempo despierta preocupación por su impacto en la seguridad vial. Miles de personas encuentran en la moto una fuente de ingresos frente a la falta de empleo, mientras que los usuarios valoran la rapidez y el costo más bajo frente a taxis y remises. Sin embargo, especialistas y autoridades advierten que esta práctica no regulada agrava la siniestralidad de un vehículo que ya concentra un alto número de víctimas en el tránsito.

En localidades como Salvador Mazza, en Salta, la organización de conductores permitió formalizar el servicio y convertirlo en la primera experiencia legalizada del país. La iniciativa surgió como respuesta a la crisis laboral y se consolidó con apoyo municipal, exigiendo requisitos mínimos como licencia de conducir vigente, casco y documentación al día. El caso muestra que la actividad puede transformarse en una alternativa ordenada cuando existe un marco regulatorio.

En contraste, en ciudades como Santa Fe o Córdoba el mototaxi continúa prohibido. Allí, las autoridades remarcan que transportar pasajeros en motocicletas implica un riesgo inaceptable en términos de seguridad. Un accidente fatal en Santa Fe reforzó la postura oficial de considerar ilegal este servicio y endurecer sanciones. La discusión revela un dilema: ¿cómo equilibrar la necesidad de trabajo y movilidad con la obligación de proteger la vida de conductores y pasajeros?

Las estadísticas oficiales refuerzan la preocupación. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó recientemente que este año se registraron en promedio 100 accidentes de motos por día, con 26 fallecidos en el distrito. La falta de regulación en los servicios de mototaxi puede intensificar esta tendencia al sumar vehículos que realizan maniobras riesgosas y transportan pasajeros sin cumplir protocolos estrictos.

El uso del casco aparece como un factor decisivo. La Agencia Nacional de Seguridad Vial recordó que llevar casco reduce en un 39% la posibilidad de muerte y en un 72% las lesiones graves. Sin embargo, su utilización en el servicio de mototaxis es irregular y muchas veces los pasajeros viajan sin esta protección básica o con cascos en mal estado.

La expansión del servicio plantea un desafío urgente. Si bien representa una salida económica para sectores excluidos del mercado laboral, también expone a conductores y usuarios a un escenario de vulnerabilidad. La experiencia de Salvador Mazza sugiere que la formalización, acompañada de capacitación y controles estrictos, puede ofrecer una solución intermedia. Sin un marco regulatorio nacional, el debate continuará entre quienes ven en el mototaxi una herramienta de inclusión y quienes lo consideran un riesgo inaceptable para la seguridad vial.

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